VIVENCIAS

MADRES SOLTERAS
Inspirado en las palabras de José A. Olivares
Cuando una mujer es madre soltera es como si se dijera “Mujer Maravilla”, o al menos así me decía mi hijo cada vez que me veía resolver algo. Para otras personas, es como decir “Vales mucho”; y es porque el camino que se tiene que recorrer está lleno de trabajos fuertes, en algunos casos para las menos estudiadas, e incluso para las profesionales que con el salario no nos alcanza y hay que jugárselas haciendo cualquier otro trabajo, así sea en una ocupación digna, pero de menos relevancia. Son trabajos que se hacen a través del cansancio, del sudor, de la valentía de una madre sola que se enfrenta con firmeza a un mundo difícil, en donde sus hijos son su única y exclusiva responsabilidad, la cual cargamos en hombros, donde nadie se da cuenta de nuestros desvelos, de nuestras pocas horas de sueño.  Entregadas siempre a velar el inconfundible soñar de nuestros hijos y lograr con el tiempo que de cada uno se formen hombres y mujeres de bien.

Porque nuestro propósito en la vida tiene nombre y ahora es el de nuestros pequeños, que algún día verán en nuestros ojos cansados el precio que hemos pagado para sacarlos adelante.  Somos mujeres cuya Fe en ocasiones se derrumba, pero al recordar a nuestros hijos se vuelve una roca fuerte e irrompible, con oraciones cargadas de súplicas y agradecimientos a Dios porque cada día pueda continuar.

No nos queda más que aligerar nuestro peso con una sonrisa, con un te amo, con un abrazo, un te quiero; aunque lleguen las tormentas en días en los que la guardia se quiere bajar, donde la Fe se quiere perder… 

No podemos desistir, somos “Mucha Mujer”, ánimo ante la tempestad. Hay personas que nos aman de verdad, pero este camino solas lo debemos andar. Valemos un mundo, porque somos soñadoras, emprendedoras, realistas y muy exitosas, por el hecho de luchar hasta perder nuestras propias fuerzas… para que nuestros hijos gocen de la tranquilidad.

Hay personas cuyas mañanas se alegran por mujeres como nosotras, porque se abren los pétalos de las flores más hermosas para dar paso a nuestros nombres, donde Dios en su silencio dibuja las más bellas sonrisas, admirándonos, halagándonos, y en un toque de lluvia nos dice: “No estás sola mujer, madre de castillos y sueños por cumplir. Me tienes a mí, que escucho con atención tu sentir”.





    PALABRAS A MI PADRASTRO EN SU SEPELIO
    
    Antes de dirigirles estas palabras, quiero pedirle permiso a jessica, hija biológica del Sr. Miller, porque hoy voy a hacer algo q nunca, en los 22 años q tenía el Sr. Miller de haber llegado a mi familia, y es el referirme a él como PAPÁ.

    Y se preguntarán todos ¿por qué? pues por dos sencillas razones: la primera, xq jamás tuve la oportunidad de llamar así a mi padre biológico ya q murió cuando yo aún era una bebé de brazos; y la segunda, porque a pesar de que Papá, papi, viejo es una de las distintas palabras para referirse al hombre que nos dio la vida y que nos formó como personas y que son los llamados padres biológicos, cuyos hijos llevan su sangre, está también los papás del corazón, que brindan un amor paternal tan válido e incomparable como el de quienes engendraron a sus hijos.

    Un verdadero padre es aquel que hace lo imposible para que a su hijo no le falte nada. Es aquel que lo protege durante su infancia, lo aconseja en su adolescencia y juventud, como lo hizo papá Miller con su nieto de corazón, mi hijo, para quien fue su figura paterna durante sus 12 años. Supo decirle que no y sabía que satisfacerle todos los caprichos era hacerle un mal, justo como lo hace un buen padre. Por lo tanto, yo, como la hija q sé q él consideraba como tal, sé reconocer lo que hizo en vida dentro de sus posibilidades por lograr el bienestar de su hija Jessica, sus nietos y sus hijas de corazón.

    Siempre me sentí orgullosa de hablar de mi papá, de presentarlo en mi trabajo y a mis amistades allegadas como mi padrastro q era como si fuese mi papá, porque me hacía sentir una mujer afortunada por haber recibido la bendición de q Dios pusiera a un hombre como él en el camino de mi madre, la Sra. Eva.

    Mi padre fue un hombre con un carácter fuerte y trabajador. Para él no había nada imposible, lo que le pidieses, él aunque no supiera cómo hacerlo, lo hacía. Aunque no lo aparentaba, era un hombre muy sentimental.

    Si hay algo que voy a extrañar de él es su positivismo y sus palabras de aliento cuando en mis momentos difíciles le decía que ya no aguantaba más.

    Como toda persona, él tenía defectos, pero como siempre pensé y sigo pensando, más tenía virtudes, virtudes que voy a extrañar. Era un hombre trabajador y responsable con su trabajo quien en lugar de disfrutar de su jubilación, se mantuvo en su difícil tarea de seguridad nocturno; aún me pregunto: de dónde sacaba las fuerzas y cómo hacía para tratar de llevar su dia normal, cumplir como esposo ayudar a su nieto con las tareas y descansar antes de ir a laborar?

    La partida de un padre, un esposo, es uno de los momentos más dolorosos en la vida. Pero aún cuando él ya no esté más en esta vida, nunca debemos dejar de hablar de él. Todavía ayer hablando con mi sobrina y mi hermana decía: es increíble q el Sr. Miller ya no está con nosotros, pero cuando llegué a mi casa recordé lo que leí en el sepelio de mi tío Mario hace poco: y es que Para nosotros los católicos, la muerte forma parte de la vida; La muerte existe en el mundo como consecuencia del pecado. Como nosotros también somos pecadores, un día moriremos. Sin embargo, Desde nuestra fe vemos que en la muerte unidos a Cristo también resucitaremos con Él, y nos fiamos de Jesús que dio su vida por nosotros para que nosotros tengamos vida eterna. Y como buenos católicos Creemos que Jesús resucitó y también nosotros resucitaremos con Él. Así es que hoy debemos ver esta partida como un hasta luego y este momento como una celebración de la vida.

    Nunca vi a mi papá borracho, ni violento, pero si le repetía hasta el cansancio lo mal que le hacía el fumar descontroladamente.

    Mi papá se llamó Paul Adolphus Miller Martin y dejó este mundo a los 72 años y lo hizo feliz, luego de haber celebrado las fiestas de fin de año en familia y con sus amistades allegadas, aunque en los últimos momentos de su vida se quejó de dolor.

    Te vamos a extrañar mucho papá Miller, y ten por seguro que cumpliremos tu deseo de vertir tus cenizas en el mar, como se lo manifestaste a tu esposa y amigos más allegados.

    Gracias por haber estado con mi madre, con mi hijo y la familia tanto tiempo. Te amo, papá.

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