miércoles, 27 de agosto de 2014

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Mucho se habla de las segundas oportunidades que suelen presentarse en la vida o que la vida misma te da.  Los que somos creyentes decimos que son oportunidades que Dios nos da; jalones de oreja que nos hacen recapacitar, caer en cuenta de los errores que estamos cometiendo en nuestra vida, muchas veces sin darnos cuenta.


Pues, en estos últimos días no han dejado de pasar por mi mente escenas de la película "Meet Jo Black" (Conoces a Jo Black); para quienes no la recuerdan, se trata de un multimillonario que padece problemas cardíacos, mas no se lo confía a ningún miembro de la familia y sigue llevando una vida dedicada a los negocios y enfocada siempre al bienestar de sus hijas, dejando de lado su propia salud.


En dicha película, se personifica la figura de la muerte, quien aparece en la vida de esta familia precisamente para "llevarse" consigo al multimillonario; sin embargo, éste, le pide algo de tiempo para poder dejar resueltos algunos detalles antes de morir.  Durante el período de gracia que "la muerte" le otorga al hombre, este personaje empieza a involucrarse en el diario vivir de esta familia, y de forma muy inocente, empieza a darse cuenta de las cosas que han afectado negativamente la relación de familia y dentro de su inocencia y desconocimiento de la vida terrenal, hace que algunas cosas cambien.  Una hija mayor dominante, de tono autoritario, muy preocupada por los negocios y la salud de su padre, pero que siente que éste no le profesa el mismo amor que a su hermana menor; lo que ha hecho que se levante un muro que impide la correcta comunicación entre su padre y ella de una manera casi inconsciente.  Una hija menor muy amorosa con su padre, igualmente preocupada por él, pero que no lo agovia con insistencia, que lo escucha, lo comprende, calla cuando cree que es necesario y lo llama a la razón inteligentemente y con dulzura cuando lo amerita.


Precisamente por el drama de esta película es que me atrevo a hacer una analogía con lo que recientemente empezó a vivir una familia, en la vida real.  Una madre de siete mujeres, cinco de ellas biológicas y dos sobrinas bajo su cargo cuando pequeñas, soltera y trabajadora que siempre se preocupó por el bienestar de todas ellas, pero que por motivos laborales tuvo que dejarlas la mayor parte del tiempo bajo el cuidado de su madre, a quien lógicamente las niñas siempre vieron como la figura materna.  A pesar de haberse jubilado, su tren de vida no tuvo merma, ya que continuaba  en el trajín del hogar propio y el de una de sus hijas y el cuidado de su anciana madre; sin mencionar su disposición a apoyar a su hija mayor en el cuidado de su esposo enfermo cuando lo necesitaba. Todas las hijas de esta mujer se hicieron de carácter fuerte y dominante.  De todas las hijas, la segunda era la más sumisa ante ella, por lo que su apego hacia ella era mucho mayor y precisamente con ella sentía más confianza de hablar algunos temas referente a su salud.  Sin embargo, debido a problemas nerviosos que esta hija padecía, la madre nunca se atrevió a confiarle la verdadera condición en la que se encontraba.  Esta señora, padecía serios problemas cardíacos y ningún miembro de su familia estaba anuente a lo que sucedía. El resto de sus hijas sospechaban que algo no estaba bien con la salud de su madre, pero la mala comunicación que existía, debido al choque de caracteres por el hermetismo de la madre y la insistencia de las hijas, fue motivo de que ninguna tuviese oportunidad de dialogar debidamente al respecto con ella.


Al igual que en la película "Meet Jo Black", un buen día, después de una amena noche vacacionando en Virginia, Estados Unidos, la muerte se le presentó a la mujer, pero en mi analogía, la figura de la muerte decidí personificarla en la persona de Cristo.  Él llegó, no a buscarla, pero sí a hacerle ver que las cosas tenían que cambiar. Por qué preferí representar a la muerte en la figura de Cristo? Sencillamente porque solo alguien con su poder es capaz de hacer entender a sus hijos en qué están fallando en el momento y lugar indicado. La mujer estaba vacacionando en un estado lejos de New York, que era donde se estaba hospedando, y en el cual se encuentra uno de los mejores centros hospitalarios del mundo especializado en afecciones cardíacas; su médico le había advertido antes de su viaje su condición y le sugirió que no viajara, pero ella le dijo a una amiga: "yo tengo que irme", y viajó; a pocas horas de haber sido internada le calmaron el dolor, la mantuvieron estable y estaban por darla de alta hasta que hubo un cambio de turno de los médicos y un profesional con mayor vocación optó por realizarle una angiografía en la cual pudieron darse cuenta de la magnitud del problema, ya que su condición era tal, que los especialistas le manifestaron a la hija, que era un verdadero milagro que su madre estuviese viva con su corazón funcionando en un 25% de su capacidad y que hubiese soportado tanto tiempo aguantando dolores y malestares sin decirle a ningún miembro de la familia. Horas más tarde, se tomó la decisión de trasladarla al centro especializado para realizarle un bypass coronario. Ahora, díganme ustedes, será esto casualidad de la vida o es una obra milagrosa?



El toque de puerta de la muerte provocó que sus hijas se dieran cuenta de lo que esta mujer venía atravesando desde hace más de 15 años, e hizo que pudiesen comprender el por qué de muchas actitudes de su madre que en varias ocasiones fueron mal interpretadas.  Las hijas cayeron en cuenta de que había que tomar el control de la situación, tener un cambio de actitud, no solo de la madre, sino mas que nada de ellas; porque muchas veces cuando se requiere que una persona, sobre todo de avanzada edad, cambie ciertas actitudes, es más viable facilitarle las cosas y hacerles creer que tienen el control, pero en realidad no es así.



En la película, la cual es ficción, al final la muerte cumple con su objetivo y "se lleva" al multimillonario, pero le brinda a la familia una segunda oportunidad dejando como pareja de la hija menor a quien personificaba a la muerte y que, por casualidades de la vida, la había conocido el mismo día en que la muerte decidió utilizarlo para su vida terrenal.  En la vida real, en esta analogía, Dios decide darle a esta mujer, a sus hijas, su familia, una segunda oportunidad de mejorar la comunicación entre ellas; queda en sus manos corregir todo lo malo, lo que levanta las paredes que bloquean la comunicación, lo que afecta negativamente la salud de la madre.  


Quisiera poder decirles que esto le sucedió a alguna familia conocida, pero no... yo soy una de esas siete hijas y mi madre es aquella mujer.


No me cansaré de dar testimonio de lo que Dios està haciendo en nuestras vidas:

Estos últimos días nuestra preocupación estaba entre la recuperación de mi madre, la visa para mi hermana poder ir a cuidarla y traerla de vuelta, los tickets, los cambios de vuelo, el dinero a pagar por la operación... Este último, el mayor de los motivos para preocuparnos porque sabíamos que sería costoso.  Hoy, hablando en video  llamada con mi hermana, en compañía de mi hermana mayor, nos cuenta que hace unos días recibió un email del Hospital en el cual le decían que el costo de la operación y demás era de $150,000.00 (ciento cincuenta mil dólares), razón por la cual no nos lo hizo saber para no preocuparnos más. Las lágrimas brotaron de nuestros ojos al mismo tiempo, yo pensaba en todo lo que tendríamos que hacer para cumplir con el pago al hospital. Pero mi hermana, muy serena, nos dice:  "Cuando estaba en el hospital con mi mamá, un día me quedé escuchando a un pastor que hablaba de la bendición de los mil días, que consistía en donar a los más necesitados sin esperar nada a cambio y de corazón y que luego de hacer dicha donación, dentro de los siguientes mil días llegaría abundancia al hogar de dicha persona que donaba. Yo decidí donar, no por la bendición que supuestamente recibiría, sino porque en el hospital estaban haciendo tanto por mi mamá son pedirnos un solo centavo, que yo sentía que debía ayudar a alguien. Llamé y dije que hicieran efectiva mi donación de mil dólares el 5 de septiembre que mi hijo mayor cumple años. Hermanas, justo hoy, 7 de septiembre, camino a la iglesia, me llega un email nuevo del hospital confirmando que solamente hay que pagar $500.00 (quinientos dólares)..." Las lágrimas volvieron a brotar y ahora con mayor auge, mi hermana mayor, que estaba junto a mi, dobló sus rodillas y le dimos gracias a Dios por su poder infinito... 

Todo esto, para mi, para mis hermanas, como cristianas, como creyentes, ha sido un VERDADERO MILAGRO!

                                      

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