viernes, 21 de septiembre de 2018

TU TIEMPO, TAN IMPORTANTE COMO EL MÍO

Hay un tema que siempre he considerado esencial para toda relación, ya sea de trabajo, amistosa o amorosa; hablo del respeto al tiempo de los demás.


Con frecuencia me encuentro en situaciones en las que he tenido diferencias con colegas, compañeros, familiares, amigos y pareja, debido a que es casi una costumbre que las personas se despreocupen y se desconecten cuando les surgen imprevistos y tienen que atrasar, aplazar o cancelar compromisos.

A todo el mundo le gusta que se les respete su tiempo, pero muy pocos se detienen a pensar en el tiempo de los demás.  Esto se da mayormente en situaciones en las que hay alguna jerarquía o algún dominante o líder, en donde se asume que quien tiene menos rango, o el más sumiso o el más necesitado, siempre debe y puede esperar sin importar quién, ni qué.

Pues, les tengo una noticia: "eso no va conmigo".  Soy una persona que "procura" al máximo organizarse, sobre todo cuando tengo varias cosas sucediendo en mi agenda al mismo tiempo. Hay una máxima en mi vida: "Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti y trata a los demás como te gustaría ser tratado..."

La puntualidad, la responsabilidad, el respeto y la comprensión o empatía van de la mano con la palabra clave para que el mundo logre retomar su cauce: "compromiso".

Y ustedes dirán: "ok, pero los imprevistos no se planean..."; cierto es, pero también es cierto que cuando surgen los contratiempos, siempre hay opciones o medios para dejar saber a quien esté esperando por ustedes, que llegarán tarde o que definitivamente no llegarán.

Una persona puntual, debe serlo siempre, sin distinción de nivel de relación, necesidad, jerarquías o clases sociales. ¿A quién le gusta llegar una hora antes a una cita médica y que su galeno llegue una o dos horas después de la hora programada? o ¿A quién le gusta llegar al centro comercial, a su cita para ir a ver una película y que su pareja llegue una hora después de lo pactado?

No concibo la idea de que una persona procure ser puntual y responsable solamente cuando se trata de alguien influyente; ya que, cada quien tiene sus prioridades, limitantes y compromisos en su respectiva escala y hay que respetarlo por igual.

Si definitivamente no se puede llegar a tiempo a un lugar, hay varias formas de evitar que nos tengan que esperar:

1. Organicemos nuestro tiempo:  no programemos actividades en un mismo horario o con diferencia de horario muy cortas, sobre todo si las actividades son en lugares distintos.  Recordemos que estamos hablando de que siempre pueden surgir imprevistos, entonces cómo programar una actividad en un lugar y para media hora o una hora después, programar otra en un lugar que se encuentra a 30 minutos de distancia.  Esto causará que no se preste la debida atención a la primera actividad y que definitivamente no se cumpla con la segunda o se llegue demasiado tarde.

2. Notifiquemos con tiempo si ya sabemos que estamos atrasados: Hoy día hay whatsapp, messenger de facebook, messenger de instagram, incluso aún existen las llamadas desde celulares (aunque casi nadie las realice) y los mensajes de texto (que ya nadie utiliza). Es decir, no hay excusa alguna para no mantener al tanto a la persona que nos espera.  El no avisarle con tiempo es decir prácticamente: "llegué tarde y qué...", "el o la importante aquí soy yo, así es que debes esperar...", "mi tiempo y mis cosas son mucho más importantes que tu tiempo y tus compromisos...", etc.

3. Cancelemos y reprogramemos el compromiso:  ya que definitivamente no podemos estar en dos lugares al mismo tiempo.  Seamos realistas, no idealicemos el tráfico, ni subestimemos los sucesos.  Nadie carga una bola mágica que nos diga que todo saldrá justo al pie de la letra, sin retraso alguno.  En los casos en que se habla de negocio o de una actividad que represente una entrada económica a corto o mediano plazo, "no nos alagartemos" y dediquémosle el tiempo justo a cada cosa sin irrespetar el tiempo de los demás. 

Ahora bien, si no somos capaces de hacer ninguna de estas cosas, tampoco exijamos que las demás personas se ajusten a nuestra desorganización y falta de compromiso.  Cada quien maneja su tiempo a su manera, cada quien tiene su forma de cumplir con sus deberes y responsabilidades dentro de su programación.  No esperemos que los demás siempre estén dispuestos a acceder a esperarnos o atrasar sus horarios por causa nuestra, ya que, como ya mencionamos, "los imprevistos suceden" y tal vez para cuando nos desocupemos y querramos retomar el compromiso con esas personas, seguramente no podrán atendernos.

Al final, si nuestra posición es diferente y son los demás los que necesitan de nosotros, hagamos gala de nuestro don de gente y seamos respetuosos, demostrando con una actitud comprometida, que definitivamente vale la pena que nos tengan en su agenda o en su vida. 



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