martes, 19 de diciembre de 2017

FELICIDAD: mis cajas de fuegos artificiales

Cada vez que culminamos una etapa de nuestras vidas pensamos por algún tiempo que hemos llegado al clímax de nuestra existencia; que no hay nada que pueda hacernos sentir más realizados, más felices en ese momento. 


Solo los años nos van demostrando mediante malas y buenas experiencias que, como seres humanos, siempre vamos a tener esa necesidad de más... Y no me refiero a lo material solamente, que es lo que muchas personas persiguen hoy día, sino más bien a esas cosas que nos hacen sentir más mujeres, más hombres, más persona, más completo.

Pues sí, cada uno de nosotros tiene una historia y en base a esa historia vamos viviendo la vida, siempre con el fin de mejorarla, según las circunstancias que nos han rodeado; o bien, con el fin de hacer algo diferente que represente un cambio que al final representará un "nuevo momento de felicidad". 

Y ¿qué es la felicidad? Definitivamente que no soy quién para definirla, pero sí puedo compartir el concepto que tengo de ella. Ciertamente soy del grupo del gran número de personas que considera que la felicidad está en todos y cada uno de nosotros, que no depende de ningún agente externo, más que de nosotros mismos; pero conversando con un amigo muy querido hace unos minutos, surgió mi nueva definición para la felicidad, la cual no desmerita el hecho de que cada quien la lleva dentro de sí.  Y es que la felicidad para mi es como una caja de duegos artificiales a la espera de una pequeña mecha que los encienda y todos nosotros tenemos montones de cajas en nuestro interior que son encendidas por mechas de amor, de Fe, de bienestar, de esfuerzo, de dedicación, de lealtad, de optimismo, de fortaleza, de logros, de metas cumplidas, de seguridad y confianza en sí mismo; estallando así en su momento cada caja... en un "momento de felicidad" diferente. 

Yo soy cristiana y como tal, la fabricante de mis cajas de fuegos artificiales es Dios, quien jamás me deja desabastecida. Es por eso que puedo llegar al climax estallando todo el arsenal de cajas para luego quedar prácticamente vacía y sombría por un tiempo, pero siempre, mi nuevo pedido de cajas llega.

En fin, seguiré buscando más mechas, más metas que despierten en mi la dedicación necesaria para obtener el optimismo y la fortaleza que me permitan ser leal a mi misma y conseguir la seguridad y autoconfianza para encender en el momento preciso mi nuevo arsenal de fuegos artificiales llamado felicidad. Respecto al amor, esa mecha he descubierto que no debo buscarla, ya que la poseo en mi corazón... Si, porque mi fabricante de cajas es la mecha mayor, encargada del control de calidad de la producción, de tal forma que nunca me ha faltado la mecha de la Fe, con la cual puedo ser capaz de encender cualquier caja.

Así es que no nos detengamos, no coloquemos límites en nuestra vida, ni permitamos que las malas experiencias nos bloqueen el paso en nuestra búsqueda de esos momentos que nos hacen felices. Aprendamos a identificar las mechas para que no nos pasen de largo las oportunidades que se nos presenten; pero sobre todo, no perdamos el tiempo autorreprochándonos por lo que dejamos de hacer, ni devolviéndole pedradas a quienes nos las lancen. Ocupémonos en dejar huellas con cada paso que demos!


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