En mi familia me encuentro rodeada de personas a las
que les cuesta expresar lo piensan y por ende, lo que sienten. Cuando
una nace en un “matriarcado”, en un barrio de personas pobres, pero humildes y
honestas, en donde nunca falta quienes desean hacer daño, es criada de una forma
muy especial. Se nos hace ser fuertes,
de carácter, de decisiones, pero dentro de esa formación se va perdiendo poco a
poco la femineidad, la empatía, la delicadeza; el entorno en el que te
desarrollas te hace ser autosuficiente, o al menos creértelo, y te hacen ver
ante los demás como una persona autoritaria.
Sin embargo, cuando a estas características le añades la educación, se
crea un resultado extraordinario.
Se dice que los niños que han crecido en casas donde
los padres no se demostraban afecto, donde el padre jamás reconoció sentirse
orgulloso, donde la madre callaba cuando se sentía sola o deprimida o donde los
hijos tenían que contener su rabia, hoy son adultos con serios problemas para
dar a conocer aquello que sienten.
En lo personal, nunca tuve la oportunidad de
ver muestras de afecto entre mi padre y mi madre, sencillamente porque él
falleció antes de que yo pudiese empezar a recordar algo para poder
compartirlo; pero curiosamente, yo soy del tipo de persona que siente que el expresar y decir lo que siente
y piensa es imprescindible.
Muchas personas prefieren no decir lo que piensan por “evitar
discusiones”, o por “no herir” a la persona a quien se lo dice, pero más daño
le hace callando y permitiendo que la misma continúe en el mismo error. E
incluso, muchas veces uno pierde la oportunidad de ser corregido por no
expresarse a tiempo; y es que sabemos que no somos poseedores de la verdad
absoluta y cada cabeza es un mundo y en cada mundo las cosas se ven de forma
diferente.
Si bien es cierto, hay diferentes tipos de
personalidades y mientras más extrovertido y seguro de sí mismo se es, más
fácil se hace el poder expresar lo que se piensa o se siente. Si se hace de la manera adecuada o no,
dependerá, ahora sí, del tipo de educación que se tenga y de lo que realmente
uno quiera lograr al hacerlo. Por lo contrario, una persona introvertida o
reservada, o de repente con una baja autoestima, podría preferir callar o
reservar sus sentimientos por miedo a sentirse rechazado o creer que no le van
a entender.
Hay un dicho que dice: “…Uno no debe decir todo lo que
piensa…” o por lo menos va por ahí… Yo NO estoy de acuerdo con eso. Por qué?
Sencillamente porque no creo que existan sentimientos buenos o malos o positivos
y negativos… simplemente hay emociones que uno como ser humano tiene o siente y
la mejor manera de ya sea compartir o liberar nuestro sentir, llámese alegría,
tristeza, enojo, etc. Es expresándolo.
Cuando yo no digo las cosas, me atacan unos dolores de
cabeza horribles, las orejas se me ponen calientes, se me aceleran los latidos, siento un tipo de
náuseas aunadas a escalofríos… es decir, el contenerme o privarme de decir algo
que siento o pienso, ME ENFERMA…
Yo pensaba que eran cosas mías, pero cuando varias
personas coinciden en una opinión referente a tu proceder, no sé ustedes, pero
yo me pongo a autoanalizarme, me informo, investigo (porque sencillamente no
tengo para pagar psicólogos ni nada que se le parezca) y trato de corregir lo
que aparentemente está mal, o sencillamente me doy cuenta de que en el país de
los locos, la cuerda soy yo. Y es que esta vez me encontré con que existen algunas
enfermedades directamente relacionas con la incapacidad de expresar emociones y
sentimientos: los dolores de estómago, las úlceras, los infartos, la
hipertensión y el síndrome de colon irritable, entre otras. Pero además de lo
que nos puede ocasionar a nivel físico, vivir guardando nuestros sentimientos
puede llegar a deteriorar seriamente las relaciones con las personas que
queremos.
Saber cuánto queremos a los demás no es suficiente: lo
importante es que ellos se den cuenta. Estamos acostumbrados a dar por sentado
que los demás saben lo que sentimos, o aún peor, tendemos a querer que lo
adivinen.
No tienen idea, de las oportunidades de vivir momentos
de felicidad que uno se pierde por no decirle a tiempo a tus hijos, padres,
amigos, lo mucho que los quieres, lo mucho que algo te molesta, pero que tienes
la solución para que no los afecte negativamente; y es que, al final del día,
muchas parejas y muchos hijos se pelean con sus padres precisamente por esto a
diario.
Es por eso, que en mis cuatro décadas de vida he
aprendido que si algo te molesta, dilo; si quieres a alguien, díselo; no hay
que esperar momentos especiales o “adecuados” para decirlo. El mañana no está
prometido para nadie y no hay mejor cosa que sentirse bien con uno mismo y con
la confianza de que si el día de mañana se acaba tu paseo por esta vida, no
dejarás ningún “unfinished bussiness”.
Otra tontera de su servidora? Pues no, no es una
tontería. Tú que estás leyendo esto sabes que es cierto lo que expreso. Ojalá y
te encuentres del lado de quienes expresamos lo que pensamos y sentimos, de lo
contrario, te invito… no requieres pasaporte, el paso es expedito.
Yo podría hacerles un corto listado de cómo expresar
lo que se siente, para quienes no suelen hacerlo porque se les hace difícil,
pero preferí buscar y seleccionar de algunos textos, ciertos consejos un poco
más explícitos:
·
Los sentimientos se pueden expresar de
forma verbal (hablando de ellos) o de forma no verbal (actuando en función de
ellos). Decir lo que se siente es la forma más directa pero no siempre la más
creíble.
· Está muy bien decir y expresar cosas como “te quiero”, “te echo de menos”, “lo siento mucho” o “te estoy muy agradecido”, pero si esto no va acompañado de un comportamiento en consecuencia, tus palabras pronto dejarán de tener valor.
· No digas nada que no sientas realmente: los demás no tardarán en darse cuenta.
· Si realmente amas a tu pareja, puedes demostrárselo todos los días. Hazle sentir especial, ten detalles con él (ella), sorpréndela de vez en cuando con algo que le haga ilusión, acompáñala en momentos importantes e interésate por sus cosas.
· Si te sientes agradecid@ con tus padres házselo saber, tenlos en cuenta, visítales con frecuencia, no les hagas padecer, habla bien de ellos y, sobre todo, diles cuánto les quieres una y mil veces antes de que sea demasiado tarde.
· Si quieres a tus amigos, que se note. Saca tiempo para ellos, comparte tus sentimientos, preocúpate por sus vidas, muéstrate disponible si te necesitan y no dejes que el tiempo, la rutina o las familias los distancien.
· Si tienes hijos, ocúpate de que aprendan a expresar libremente lo que sienten, lo que temen y lo que les gusta. Escúchales y sé muy explícito en la expresión de los afectos. Da igual la edad que tengan: necesitan sentir que se les quiere.
· Y si alguna vez no te salen las palabras o no sabes cómo expresarte, recuerda que puedes besar, abrazar, acariciar, sonreír, escuchar, coger una mano… puedes demostrar lo que sientes de miles y miles de maneras, y lo mejor de todo es que ¡puedes disfrutar haciéndolo!
· Está muy bien decir y expresar cosas como “te quiero”, “te echo de menos”, “lo siento mucho” o “te estoy muy agradecido”, pero si esto no va acompañado de un comportamiento en consecuencia, tus palabras pronto dejarán de tener valor.
· No digas nada que no sientas realmente: los demás no tardarán en darse cuenta.
· Si realmente amas a tu pareja, puedes demostrárselo todos los días. Hazle sentir especial, ten detalles con él (ella), sorpréndela de vez en cuando con algo que le haga ilusión, acompáñala en momentos importantes e interésate por sus cosas.
· Si te sientes agradecid@ con tus padres házselo saber, tenlos en cuenta, visítales con frecuencia, no les hagas padecer, habla bien de ellos y, sobre todo, diles cuánto les quieres una y mil veces antes de que sea demasiado tarde.
· Si quieres a tus amigos, que se note. Saca tiempo para ellos, comparte tus sentimientos, preocúpate por sus vidas, muéstrate disponible si te necesitan y no dejes que el tiempo, la rutina o las familias los distancien.
· Si tienes hijos, ocúpate de que aprendan a expresar libremente lo que sienten, lo que temen y lo que les gusta. Escúchales y sé muy explícito en la expresión de los afectos. Da igual la edad que tengan: necesitan sentir que se les quiere.
· Y si alguna vez no te salen las palabras o no sabes cómo expresarte, recuerda que puedes besar, abrazar, acariciar, sonreír, escuchar, coger una mano… puedes demostrar lo que sientes de miles y miles de maneras, y lo mejor de todo es que ¡puedes disfrutar haciéndolo!
Son cosas sencillas,
simples detalles, pero que marcan la diferencia entre vivir una vida porque sí
al estilo “whatever”; o vivir una GRAN VIDA…!!!!